Filosofia A Mano Armada by Tibor Fischer

Filosofia A Mano Armada by Tibor Fischer

autor:Tibor Fischer
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Narrativa Varios
ISBN: 9788483107577
editor: www.papyrefb2.net
publicado: 2001-12-31T23:00:00+00:00


Miraba a Gérard del mismo modo supongo que otros, durante los últimos años, me han mirado a mí, con la boca abierta: ¿hay alguien con vida ahí dentro? Azoramiento ante el hecho de que alguien pudiera estar en condición física tan espantosa, en ese momento en que ha dejado de humanar. G me observó observarlo.

—Repite conmigo: Gérard, te ves horrible, la mayoría de la gente tiene mejor aspecto en su propio funeral. Deja de beber. Gérard, reacciona un poco. Recupera alguna dignidad. Sospecho, Eddie, que tú también has oído antes todo eso. Bien, ahora que ya nos lo hemos quitado de encima, bebamos algo.

La solución de las soluciones

Ese es el problema: para la mayoría de problemas, no puede encontrarse una solución con sólo dar un salto a la vuelta de la esquina; en cambio, en la mayoría de circunstancias civilizadas, no puede recorrerse cien metros sin cruzarse con algún oasis embotellado, donde siempre puede encontrarse una solución y disolverse en ella.

Gérard en el viejo puerto 1.2

—Así que, Eddie, ¿cómo estás? Localicé tus libros, son bastante divertidos. ¿Quién te los escribió?

No podía fallarle a Gérard.

Mi editor se había visto obligado a escribir el primero debido a mi contagiosa inutilidad con la z. Mi segundo libro había resultado igualmente eximido de mis jugos creativos: mientras limpiaba el cuarto de Wilbur en mi calidad de albacea, desenterré un manuscrito, que seguramente olvidó, porque había negado fehacientemente haber dejado nada escrito más allá de un párrafo.

Era un texto sobre los terribles logistas medievales de París (en 1136; es decir, un año antes de que el Emperador John II hiciera retroceder a Zangi). John de Salisbury estudió lógica allí, y regresó doce años más tarde para encontrarlos discutiendo la misma pregunta de cuando él se había ido. Ciertamente, no me sorprendería si me enterara de que todavía están en algún desván murmurando, tan obsesionados por sus interminables sutilezas que se han olvidado de morirse. Uno tiene que remontarse hasta Padua y a aristotélicos tales como Marco Antonio Zimara o Jacobo Zabarella, con sus exagerados cubileteos sobre la inmortalidad del intelecto, para conseguir esa clase de persecución de la propia cola.

220 páginas. Muchísimas gracias.

Conseguir que te publiquen un libro no es tan fácil. El manuscrito, aunque perfectamente respetable, no era una gran obra, pero su mérito principal era que estaba escrito a máquina. Mi primer impulso al descubrirlo fue el de mandarlo de inmediato para conseguir un poco de fama y dinero, pero me mantuve firme y no me abandoné a tan bajo impulso de inmediato.

Primero, lo traspapelé. Un año más tarde lo redescubrí metido dentro de mi sillón. Una quincena para volver a mecanografiar la carátula con mi nombre y dirección antes de que pudiera mandárselo a los editores. Un fin de semana, sufriendo de culpa por mi filibusterismo, que dediqué a zambonear la prosa y hacer alguna contribución con la escritura de algunos verbos de moda. Un mes para comprar un sobre, que traspapelé. Un mes o algo por el estilo de excavaciones en



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